Nuestro entendimiento sobre el TDAH fue limitado hasta hace apenas unos 30 años. Lo que comenzó como un desorden de impulsos con excesiva hiperactividad, con el tiempo se cambió a un desorden de atención, para después encontrar un balance entre ambos.
Ninguna de estas traducciones era errónea, simplemente no alcanzaban a encuadrar el TDAH en un macro que explicara cada aspecto del desorden.
Hoy en día, los investigadores entienden que el TDAH es un desorden de falta de regulación propia. Al ser así, los tratamientos se enfocan en las 3 áreas que requieren regulación propia: control de impulsos, atención y respuestas automáticas ante ciertas situaciones. La capacidad para regulación propia se encuentra distribuida a través de ciertas áreas del cerebro, que comparten funciones tanto de atención, como de emociones, así que si una no funciona correctamente, tampoco la otra.
Las más nuevas teorías sobre el TDAH no se enfocan en 1 sola área del cerebro, sino en múltiples áreas que comparten funciones en común. Inclusive las más nuevas investigaciones sugieren que el TDAH podría venir mas de cuestiones ambientales que de cuestiones genéticas.
Esta nueva visión no sólo es un cambio teórico, es un cambio que puede traer esperanza. Ya que si los síntomas del TDAH pueden empeorar según el ambiente, también pueden mejorar según el ambiente.
De Genética a Epigenética
Desde años atrás, los investigadores saben que el TDAH puede ser heredado de manera genética, sin embargo, la idea de que podemos encontrar el gen responsable del TDAH para repararlo, se ha vuelto obsoleta. Las más nuevas teorías del TDAH que se basan en el principio de la regulación propia, se basan en la epigenética.
La epigenética se refiere a cambios biológicos que no pueden ser explicados por medio del código genético. Los mecanismos epigenéticos crean una marca física en el ADN cuando una persona pasa por una experiencia importante, sea positiva o negativa la experiencia.
¿Cómo funciona la epigenética de forma resumida? Todo comienza por los genes, que son los bloques de lo que somos y en lo que nos vamos a convertir. Desde el comienzo, todos estamos expuestos a distintas toxinas, después de nacer, todavía entran más factores como la adversidad, el estrés y otros factores que pudieran causar trauma. Todos estos factores, pueden alterar al punto de crear un desorden como el TDAH.
Factores Ambientales que Influyen en el TDAH
Aunque la epigenética pinta un cuadro mucho más complejo del TDAH, también nos da una vista más positiva. Si la epigenética es correcta, eso significa que a través de cambiar los factores ambientales que están influyendo en los síntomas del TDAH, también vamos a poder modificar los mismos síntomas del desorden.
En una investigación, en la que participaron ratones que se encontraban en la misma etapa prenatal, se les pusieron distintas dietas, la primera dieta incluía toxinas relacionadas al cáncer y obesidad, la segunda dieta incluía sólo nutrientes elementales. Se encontró que los ratones expuestos a toxinas inmediatamente presentaron tendencias hacia la obesidad, mientras los otros se encontraban en perfectas condiciones.
En otro experimento, donde participaron una cantidad considerable de madres en etapa prenatal, a un grupo selecto de ellas, se les dieron suplementos de omega 3. Los resultados muestran que todos los niños que nacieron de las madres que se les daba suplemento de omega 3 mostraban un mayor grado de atención y más tarde se desarrollaron mejores habilidades mentales que los de aquellas madres que no recibieron omega 3.
Como muestran estos estudios, la comida, los preservativos y otros factores ambientales pueden ser una causa de cambio en los síntomas del TDAH.
¿Hacia dónde ir con esta información?
Estos estudios sugieren que cambios en el estilo de vida pueden ayudar a cambiar los los efectos del TDAH. Entre los factores más conocidos que pueden influir en los síntomas son: suplementos de omega 3, ejercicios aeróbicos y ejercicios de control de estrés.
¿Qué tan grandes pueden llegar a ser estos efectos? En algunos casos, como reducir la cantidad de televisión que un niño ve, tiene pequeños efectos notorios, pero en otros casos, como el suplemento omega 3 junto con ejercicio, pueden traer enormes cambios a los efectos del TDAH en niños.
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